• Flechazo: contacto Suzuki GSX-S 1000

    Flechazo: contacto Suzuki GSX-S 1000

    Suzuki GSX-S tuning

    GSX-S 1000, GENIO Y FIGURA

    Estoy nervioso, lo reconozco. Más incluso de lo que quisiera admitir.
    Es nuestra primera cita. Se acerca la hora.
    La conozco por referencias. Sólo la había visto en foto, excepto en un evento en que estaba ella, rodeada de gente. No tuve el coraje suficiente para acercarme, me limité a observarla desde la distancia. Y surgió. Cupido acertó de lleno en mi diana con su flecha envenenada. Su belleza me cautivó.
    Desde ese momento no he parado de pensar en ella. Diez, cien, mil veces. En mis sueños me aproximo, le susurro cosas lindas, la acaricio, le prometo que será mía, que yo le seré por siempre fiel. Y finalmente ella me acepta.
    Y ahora nos van a presentar. Ella me espera, aunque no me conoce aún. Sabe que soy un admirador más. Sólo va a ser una toma de contacto, breve. Suficiente para empezar a conocernos y, espero, labrar una estrecha y duradera relación.
    Pasamos por fin de lo onírico a la realidad. Antes de la presentación oficial puedo observarla. Está ahí, sola, en un lado, esperando. Ha venido muy discreta, de un gris suave que pretende no llamar la atención, pero no puede evitar exhibir su atractivo ante mis ojos. La había visto engalanada con otros colores más vistosos, pero diría que la prefiero así: de gris, con esos toques en negro y oro de los complementos que, inevitablemente, realzan su presencia.
    Me recreo en la visión de su imponente figura. Su talle delgado, estrecha cintura, formas bien proporcionadas, curvas y aristas acentuadas sin llegar a la voluptuosidad….. Y esa mirada, como ausente, para nada ingenua pero tampoco árida, sugestiva, sexy, ¡perfecta!
    Cuando ya estoy frente a ella y nos presentan me quedo mudo, me faltan las palabras. Me aproximo. Oigo sin escuchar las palabras de mi interlocutor, solo tengo ojos y oídos para ella, mi mente ya está volando, imaginando todas las fantasías que he soñado.

    Suzuki GSX-S roja

     

    Cuando oigo el palpitar de su corazón me derrito. Es sólo el ralentí, pero promete. El amable vendedor me ha explicado el funcionamiento del control de tracción, seleccionable en cuatro posiciones. Y poco más.
    Pero vayamos ya a la acción. Por cortesía de Namura Bikes, concesionario oficial Suzuki en Madrid, tenemos el privilegio de tomar contacto con la nueva GSX-S 1000 en versión naked.
    La sensación de pasar la pierna por encima y aposentarte sobre el asiento de una moto nueva es indescriptible. De golpe fluyen pensamientos que debes ordenar. ¿Es cómoda? ¿Es alta, baja, estrecha, ligera, pesada? ¿Los mandos, el cuadro de instrumentos, los espejos?
    En la Suzuki parece que todo esté a tu medida. La altura, muy correcta; el mullido del asiento en un primer momento no lo podemos estimar, pero parece cómodo; el tronco en posición erguido, nada forzado; el manillar, ni ancho ni estrecho, quizá algo alto de puntas, ergonómico en cualquier caso; buena visión de espejos; estribos metálicos, sin gomas, a una altura que nos permite flexionar las rodillas moderadamente; y lo mejor: la sensación de ligereza al mover en parado la moto de lado a lado. Pero ¿cuánto pesa? Acentuado por la estrechez a la altura de tus posaderas. ¿Es una mil de cuatro cilindros? Asombroso.

    Suzuki-GSX-S1000-2015-6

    Cuando pruebo una moto por primera vez para mí son esenciales las primerísimas sensaciones, sobre todo en estas motos modernas tan perfectas, pues te haces a ellas en pocos minutos, dejando de percibir sus cualidades intrínsecas.

    suzuki-gsx-s1000-silver-658

    Así, lo primero que noto nada más salir y recorriendo los primeros metros en ciudad es: motor muy enérgico desde abajo, con un sonido deportivo y excitante; embrague de cable, quizá algo destensado, con buen tacto, nada brusco, pero poco recorrido para mi gusto. Por cierto, feo el detalle del cableado con el sensor que sale de la misma maneta, aspecto descuidado y chapucero; liviandad notabilísima, como decía antes, con una mezcla entre posición de conducción, anchura de manillar, flexión de rodillas, reparto de pesos, etc., que te permite notar muy bien la dirección y actuar de forma muy directa, pero sin nerviosismo aparente. Ya veremos qué pasa a velocidades más interesantes.

    street

    Seguimos. Suspensión trasera dura, deportiva, un poco seca en los baches madrileños, al menos para mi peso de 65 Kg; blanda de delante en comparación, pero no mórbida. Frenos con tan buen tacto que de momento pasan inadvertidos, no ha habido ocasión de probar fuerte y comprobar el ABS. El control de tracción, en la posición 3 (la más restrictiva) empieza a destellar enseguida: paso a la nº 2. Los adherentes Dunlop D214 que trae de origen no son mis neumáticos predilectos, ni los más adecuados para el gastado asfalto de ciudad, de manera que me lo tomo con mucha calma.
    Y después del cargadísimo tráfico y el sofocante calor de la madrileña mañana de julio en plena ola canicular, salgo por la A6 y empiezo a subir de vueltas. ¡¡¡guagrrrrrrrrrgggggaafffffuuuuuaaaa!!!! Cómo empuja la condenada. La conjunción de potencia lineal y bajos de este motor me impresiona. No voy a estirar el cuenta vueltas, la moto tiene sólo 500 kms en su marcador, pero la limpieza e inmediatez, aderezada de suavidad y tacto, sin los tirones típicos de algunas monturas europeas, me embelesa. Meto sexta, dejo caer de vueltas, la dejo a 2.000, acelero y ¡bingo! Parece magia. Porque no titubea, por supuesto, pero es que además recupera deprisa. Sin vibraciones, con sensación de poder y control. Si además el motor mantiene la fiabilidad característica de los GSX-R 1000 de la casa, mi nota es un 10.
    Hablando de las GSX-R 1000, recuerdo cuando probé por primera vez una K5, cuando salieron al mercado. Yo diría que hubo un antes y un después. Ya había motos deportivas generosas, muy potentes, estables, fiables, ligeras y efectivas. Tenía alguna experiencia con las R1, CBR 900/1000 y bicilíndricas de 1.000. Y cuando me subí a la K5 se me rompieron los esquemas. Sinceramente, llegué a pensar que tendrían que prohibirla, que no debería estar autorizada para circular por las carreteras. Pero no porque fuera demasiado rápida o potente. No. Sino porque era demasiado fácil ir deprisa con ella. Y cuando digo deprisa me refiero a muy deprisa. Por una fascinante combinación de ligereza, potencia, sensación de seguridad y facilidad de conducción, y eso ¡sin control de tracción ni modos de potencia!
    Pues ahora estamos ante su hija primogénita. Y además mejorada en casi todo, excepto quizá en efectividad pura en circuito.
    De las tres decoraciones que se ofrecen me quedaría probablemente con la azul. El gris es un satinado discreto, más claro de lo que aparenta en las fotos; el negro y rojo resulta que no es rojo, es un cereza metalizado elegante, vistoso pero no explosivo; todo lo contario del azul, con sus toques multicolor en los pequeños adhesivos de la parte frontal y del colín, resulta impactante y llamativo. Personalmente no me gusta el acabado dorado chillón de la horquilla, tan de moda, me parece un poco hortera: si hubiera sido un poco más suave, o negro satinado quedaría más integrado, pero repito, es un gusto mío particular.

    2016-Suzuki-GSX-S1000d

     

    Queda pendiente un contacto con carretera de curvas. Intuyo que va a ir bien, que será noble y con un buen compromiso entre sport y turismo, tirando más bien a lo primero. Espero poder comprobarlo dentro de poco.
    Dicen que lo bueno, si breve, dos veces bueno, pero en este caso manifiesto mi más absoluta disconformidad. Cuando he devuelto mi fastuosa montura casi lloro. Aún y pese al inconveniente del calor que emana el motor en ciudad con estas temperaturas de infierno, no quería soltarla, quería más. Sólo me ha faltado robarla.
    Después he subido a mi montura habitual. La fiel Honda CBF es dulce, práctica, discreta, comodísima y casi eléctrica, de seda, todo fácil, pero en comparación la noto pesada, torpe, lentísima y exenta de sensaciones.
    Sí, me he enamorado. Pero resulta que ahora estoy casado.
    Podría ser mi amante. O podría divorciarme, quién sabe.
    Pero de momento hay que volver a la cruda realidad. Hasta mi próximo sueño.

    Mi agradecimiento a Jesús R. Merino y a Namura Bikes por brindarme la oportunidad de probar esta increíble moto y así poder manifestar mis impresiones.

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