SBK, MUCHO MÁS QUE UN CAMPEONATO DE SEGUNDA.
Empezamos la temporada 2014 SBK muy madrugadores y con renovada emoción. 23F, señalada fecha, no recuerdo otro año que haya empezado el campeonato tan temprano, y en las antípodas, el emblemático circuito Phillip Island, con retransmisiones en directo de madrugada.
Estamos ante un año de novedades. Nuevo organizador, aunque ya estuvo la pasada temporada, pero ha sido hasta este año cuando se ha notado su gestión; estrenamos reglamento, con la adopción de la categoría EVO; nuevas marcas en liza: MV Agusta, Buell y Bimota, con apoyo directo de las fábricas. Y nuevas ilusiones, con los siempre expectantes fichajes por parte de los equipos, los pilotos que suben de SSP o procedentes de otros campeonatos, como el flamante campeón británico Alex Lowes, o los que vienen de MotoGP.
Y, sobre todo, con más ganas que nunca de ver las emocionantísimas carreras que nos suele deparar este campeonato. Reconozco mi nerviosismo ante la primera cita de año. Y celebro que se haya mantenido el mismo sistema de dos carreras por cita, con clasificación independiente.
Para quien no lo haya seguido en ediciones anteriores, sólo mencionar que, por ejemplo, el campeón en 2012, Max Biaggi, se coronó sólo por medio punto de diferencia respecto al segundo, el británico Tom Sykes; que en la primera carrera de la cita australiana que se ha desarrollado este fin de semana, han quedado motos de cinco diferentes marcas entre los seis primeros; que el tiempo de pole, conseguido por Guintoli (Aprilia) ha quedado a dos segundos de la pole de Lorenzo en el GP de 2013, es decir, que hubiera superado casi por un segundo a la mejor de las CRT, curiosamente también una Aprilia, la de De Puniet, moto teóricamente menos limitada, más evolucionada y con mejores neumáticos.
Desde el nacimiento de SBK ha existido una lucha por el prestigio de cada categoría: ¿MotoGP o SBK? ¿Cuál es más importante”? ¿Cuál es más emocionante? ¿Cuál tiene mayor seguimiento por parte de los aficionados? ¿Cuál es más “auténtica”?
Lógicamente no voy a entrar en tal discusión, sinceramente creo que las dos son y siempre has sido categorías de un deporte del motor como es el motociclismo que, además de emocionantes, son complementarias y para nada excluyentes la una de la otra.
MotoGP, según su denominación actual, fue la primera, donde desde el inicio estaban volcadas las marcas, las fábricas. Como escaparate de su imagen y del máximo exponente de su tecnología. Con el tiempo, los aficionados reclamaban también ver carreras de motos como las suyas propias, las que se podrían comprar en una tienda para ir por la calle. Después de diversos campeonatos territoriales, nacionales e incluso de otra índole más internacional con motos de producción o derivadas de serie, nació el campeonato del mundo de SBK, regulado por la Federación Internacional de Motociclismo (FIM), el mismo que hoy tenemos, con reglamentos que se han ido modificando con el tiempo. Hasta aquí reina la coherencia y la convivencia en armonía, por un lado tenemos un mundial de prototipos bajo la bandera de MotoGP y otro campeonato con motos derivadas de serie, con SBK. Pero todo evoluciona, las motos “de calle” tienen un desarrollo más rápido del esperado: propiciado por sus propios reglamentos las prestaciones de una y otras se acercan peligrosamente y entonces surge la polémica. Las SBK, originalmente motos de serie preparadas, alcanzan a veces un nivel de sofisticación y precio comparable casi a los de los prototipos, desvirtuando su origen. Entonces se crea una nueva categoría, o mejor dicho sub-categoría, denominada SuperStock, con las mismas motos pero con preparación mucho más sencilla. Jamás consigue el mismo seguimiento, ni de lejos. Es tal caso habrá podido servir como trampolín para catapultar nuevos talentos a SSP o SBK, pero nada más. Y sigue la confrontación, la lucha entre MotoGP y SBK. Los Flamini, organizadores de ésta, ven como van perdiendo poco a poco una buena parte de su pastel en forma de audiencia a favor de DORNA, que gestiona de forma inteligente MotoGP. A pesar de la mayor igualdad mecánica, de los menores costes, de los patrocinadores e incluso de la mayor audiencia en determinados países anglosajones, cada vez hay menor participación por parte de las fábricas en SBK. Los defensores acérrimos de MotoGP critican SBK y lo definen como un segundo campeonato, como el asilo de los grandes pilotos de MotoGP, cuando ya no son competitivos al máximo nivel.
En España SBK es casi una desconocida, sólo seguida por los más entendidos, no un campeonato de masas, ni mucho menos. Y no es sólo porque no haya españoles, no. Es porque MotogGP se lo ha comido por completo. Cierto que el número de pilotos españoles que corren y triunfan es ésta es indiscutiblemente superior, pero no siempre fue así. De hecho, ¡también tenemos un campeón del mundo en SBK! y hace bien poco: en 2011 el simpático y veterano piloto catalán Carlos Checa se hizo con el primer título mundial de SBK para España. Pero nunca ha tenido la difusión que se merece. Como pasaba en los tiempos de Ángel Nieto, que teníamos al mejor piloto del mundo en las categorías de baja cilindrada y no se retransmitían en directo las carreras; generalmente ni siquiera un resumen en diferido. O como pasa con el trial, casi nadie sabe que tenemos el mejor y más galardonado piloto de todos los tiempos, vigente campeón mundial.
Pero sinceramente creo que, de la mano de DORNA, esto va a cambiar. Quizá habrá que esperar un tiempo, no se logrará en unos o dos años, pero poco a poco SBK incrementará su presencia. En este caso, el monopolio quizá tendrá sus ventajas…… Y no olvidemos que para los anglosajones en general, SBK es más importante que MotoGP. Quizá por lo que decíamos antes: el usuario se ve más identificado, ve que su moto de calle es la misma, o parecida, a la que lleva su piloto estrella. La tradición británica y amor por las superbikes va mucho más allá del actual campeonato: no hay más que ver un video del TT en la isla de Man, quizá la carrera de velocidad más excitante, peligrosa y antigua del planeta, para darnos cuenta de la afición inglesa por las motos derivadas de serie.
Respecto a las carreras, no voy a hacer una crónica de las mismas, solamente un par de comentarios. Lo que más ha llamado mi atención ha sido, en primer lugar, el excelente resultado obtenido en entrenamientos y en la super pole del “novato” Alex Lowes. Siendo la primera vez que corre en este campeonato y, consecuentemente, en Phillip Island, maravilla su resultado. Lástima que no haya rematado en carrera, con su caída en la primera y despiste en la segunda. Pero el joven promete. Además, me ha impresionado el rendimiento de su moto, ya era hora de ver las Suzuki delante, con el remate de la victoria de su compañero de equipo en la primera carrera, el también británico Laverty. Lástima de la fuga de BMW, lamentamos su ausencia, como ya sucediera con Yamaha en ediciones anteriores. También me ha parecido significativo lo cerca que están las EVO de las motos de fábrica, a poco más de un segundo. Creo que el reglamento en este caso no las perjudica tanto como pasaba con las CRT en MotoGP; está claro que es un año de tránsito, hasta 2015, donde ya todas deberán llevar las mismas limitaciones respecto a unidades fabricadas, neumáticos, número de motores máximo por temporada, electrónica, etc.
La clara evolución de Ducati, la aparente pájara del campeón en título Sykes en la primera carrera, el corte por fuga de aceite de una moto en la manga de SSP, la rotura de la Suzuki de Laverty en la segunda, las remontadas de Elías y Lowes, el KO técnico del favorito es SSP Sofluoglu, la lucha por la cabeza en las tres carreras, no han hecho sino demostrar que SBK está más viva y emocionante que nunca. Y hablando del bueno de Toni Elias, nueva decepción. O no, porque ya quedan muy pocos que mantengan la esperanza de verle ganando. Es una pena, sobre todo para quien se niega a verle acabado como piloto de primera fila. Para mí, Toni ha sido víctima de una carrera profesional mal planteada. El genial piloto del mundial de 125 y 250 ha estado permanentemente mal dirigido: saltó a 250 antes de tiempo, debería haber permanecido en 125, hubiera tenido serias opciones de ser campeón. Tres cuartos de lo mismo le pasó al subir a MotoGP. En esta categoría y sucesivas jamás ha permanecido dos temporadas seguidas completas en un mismo equipo; así es muy difícil ir escalando, afianzarse, conocer mejor su moto y compenetrarse con sus técnicos, pulir los detalles, adaptarse a la moto y no al revés, que es lo que siempre ha pretendido sin conseguirlo. Basta ver que obtuvo su único título de campeón del mundo en Moto2 precisamente el año de su inauguración, en 2010, cuando la moto era nueva para todo el mundo; ahí tuvo su oportunidad y supo aprovecharla, pudo explotar y mostrarnos su auténtico talento. Ojalá brille de nuevo aquí en SBK, que mantenga la firmeza y perseverancia necesaria para, al menos, ganar de nuevo carreras.
Ojalá. Ya estamos impacientes por ver la próxima, en abril. Porque francamente, después de esta primera nos hemos quedado con ganas de más.
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